sábado, 24 de septiembre de 2016

Hace tiempo

Hace tiempo que no llamo a tu puerta.
Y aunque paso todos los días por delante, ya ni siquiera toco tu ventana.
Aunque también es verdad que tú tampoco me abres una rendija y sé que estás ahí, detrás de la cortina, viéndome pasar.
Hace tiempo que no todos los días duermo abrazado a ti aunque no estés.
Hace tiempo que sabía que la esperanza acumulada en todo este sinsentido acabaría por disiparse.
Hace tiempo que se han ido abriendo otras puertas y me detengo a reír en ellas.
Hace tiempo, aunque poco, que empiezo a desprenderme de pensamientos que antes eran la base de mi existencia.
Hace tiempo que el atardecer ha llegado a mi corazón.
Hace tiempo que ya ni siquiera…
Hace tiempo… ¡tanto tiempo!... Y me da pena.


martes, 19 de julio de 2016

Sopor

El verano avanza y el calor le envuelve en un letargo amodorrado, que sólo le da un respiro por las noches.
La calima actúa como un narcótico y pasa los días adormecido esperando a su príncipe azul que, con un beso, lo devuelva a la realidad.
Lo echa de menos y, aunque nunca lo olvidará, es consciente de que ese beso va a tardar en llegar, si es que llega algún día.

Mientras tanto, entretiene su tiempo bebiendo en otras fuentes que no le calman la sed como la que descubrió una calurosa tarde de verano hace ya algunos años.

viernes, 8 de abril de 2016

Caprichos del destino

Bien sabe Dios que esta vez él no había hecho nada para que se abriera la puerta. Ni siquiera había llamado tímidamente como en otras ocasiones.
Últimamente se limitaba a pasear plácidamente una y otra vez por delante, dando rienda suelta a su imaginación, porque él sabía perfectamente que era lo único que le quedaba, fantasear, ya que la cruel realidad era otra muy diferente.

Aquella misteriosa puerta siempre estaba cerrada, guardando tras de sí ilusiones y esperanzas. Y cuál no sería su sorpresa cuando, en uno de sus paseos, encontró la puerta abierta, incitante, persuasiva, apetecible, invitándole a pasar. Al pronto quedó petrificado sin saber cómo reaccionar. El pulso le latía con fuerza y el corazón parecía salírsele del pecho.
Poco a poco se fue tranquilizando y comenzó a urdir un plan que le permitiera disfrutar de su estancia al otro lado.




Dudaba entre un sinfín de posibilidades y cuando lo tenía todo preparado y la decisión estaba tomada en firme, oh crueldad del destino, una ráfaga de viento dio al traste, de un portazo, con todas sus ilusiones.


Se le cayó el alma a los pies.
Demasiados sinsabores, demasiados contratiempos, demasiadas esperanzas truncadas. Desde ese momento pensó que no volvería a intentar pasar. El destino se lo tenía definitivamente prohibido.

lunes, 15 de febrero de 2016

Hasta luego, gitano

Tarde de lectura y buena música. De vez en cuando te asomas a mis pensamientos y esbozo una leve sonrisa.
Ahora, al caer la noche, te siento cerca y aguardo a que la espera no se haga demasiado larga.

La luna me irá mostrando cada una de sus caras mientras yo la contemplo con esa extraña mezcla de incertidumbre y certeza de que puede haber una próxima vez.

El sonido del teléfono bruscamente me sobresalta y me saca de este pesante sopor y me pregunto una vez más…

¿Cuánto tiempo pasará ahora?

jueves, 28 de enero de 2016

Ha vuelto el calor

Agazapado en el fondo del alma
como escondido del tiempo y del mundo,
amedrentado y perdida la calma,
estaba el amor.

Mas esperaba que un día el destino
le regalase una nueva esperanza
para seguir su anhelado camino
y latir con pasión.

.........

Aquel abrazo cuajado de besos,
aquella boca besando con mimo,
aquellos cuerpos en pleno deseo.
Ha vuelto el calor.

viernes, 22 de enero de 2016

Sin destino


No sé a dónde voy, no sé hasta dónde puedo llegar, ni siquiera sé qué hago caminando hacia ninguna parte.
Pero no dejo de caminar esperando encontrar, tal vez inconscientemente, un destino imposible de alcanzar.
En más de una ocasión he cerrado puertas y ventanas, pero siempre queda un resquicio por donde penetra la luz, aunque no sea la luz que yo espero. Al final vuelvo a abrir con la confianza de que penetre ese ansiado rayo y cuando está a punto producirse el milagro, una vez más el destino me juega una mala pasada y todo se tuerce.


No sé si estoy cabreado o aburrido, harto o deprimido, enfadado o tristón, desanimado o insoportable, receloso o pasota.
Estoy más raro que un perro verde.

Aunque tampoco sé cuánto más puedo aguantar así. Poco a poco empiezo a cansarme. La esperanza se escapa por momentos y la ilusión se torna en apática rutina.... ¡Maldito amor que los trastocas todo...!

Presiento que algún día voy a dar el cerrojazo definitivo.