domingo, 7 de diciembre de 2014

¿Celos?


Y de pronto se sintió solo, tan solo como un desolado paisaje helado, tan solo como la cima de la más alta montaña en donde sólo puede escucharse el viento.
Cada día, cada hora, cada minuto, cada instante de espera le parecía una eternidad mientras el silencio cada vez se hacía más espeso, más duradero.
No sabía qué decir, no sabía qué pensar, ni siquiera sabía si podía pensar. Una especie de densa niebla le espesaba la mente impidiéndole razonar lo que una y mil veces se había dicho a sí mismo: “no se puede luchar contra lo imposible”, pero su alma se rebelaba ante este pensamiento y se negaba a aceptar que estaba condenado a tener el corazón en continuo sufrimiento.


Unas cuantas fotografías le devolvieron momentáneamente a la realidad y, lejos de sentir esa alegría que esperaba encontrar al contemplarlas, quedó sumido en una especie de rabia, impotencia y tristeza…

…¿Celos?