viernes, 31 de enero de 2014

Gracias

Gracias porque te encontré.
Gracias porque te conocí.
Gracias por estar siempre ahí.
Gracias por aguantar mis cambios de humor.
Gracias por escucharme.
Gracias por dejarte querer.

Y porque te encontré, te quiero.
Y porque te conocí, te quiero.
Y porque siempre estás ahí, te quiero.
Y porque me aguantas, te quiero.
Y porque me escuchas, te quiero.
Y porque te quiero, GRACIAS.
AATANE



lunes, 20 de enero de 2014

Tu alma en mi piel

Quedé enganchado en sábanas de seda
y el viento cubrió mi desnudez.
Hilos de plata caliente surcaban mi cuerpo
cuando sobre mí derramaste tu suspiro espeso
haciéndome estremecer.

Después el viento se retiraba.
Dos hombres yacen abrazados
y un susurro les recorre el alma
temiendo a su realidad volver.
Un imposible les une,
una esperanza tal vez.

Hora de partir.
Uno se queda inundado de olor,
el otro se marcha,
mas lleva de su amante el alma en la piel.


Si pudiera...



Si pudiera, compartiría mi cama contigo…
Aunque siempre te sueño…
Aunque en sueños te beso…


Aunque en mis besos te extraño…
Porque te extraño te quiero…
Porque te quiero te sueño…


Y en este círculo interminable…
Si pudiera, compartiría mi vida contigo.




jueves, 16 de enero de 2014

Flores

Flores para alegrar el alma.
Flores para levantar el ánimo.
Flores para combatir la tristeza.
Flores para hablarle al corazón.
Flores para serenar el espíritu.
Flores para olvidar las penas.
Flores para decir te quiero.
Flores… siempre flores…
Y entre todas ellas… TÚ.



domingo, 5 de enero de 2014

Fragilidad

El jardinero prodigaba en secreto toda clase de cuidados a aquel pequeño jardín que un día encontró.
Y lo hacía en secreto porque temía por su propia seguridad.
Así fue pasando el tiempo y el viejo y pequeño jardín crecía en todo su esplendor con los mimos y cariño que recibía.
Pero un día el jardinero comenzó a temer por su seguridad y decidió que debía recortar sus atenciones. Primero fue en un aspecto, más adelante en otro y poco a poco, tal vez por temor a perder su seguridad o por la monotonía o por el cansancio o porque de vez en cuando visitaba otros jardines a los que atender, fue retirando sus cuidados al pequeño jardín.
La exhuberancia del principio se fue perdiendo y las flores fueron desapareciendo sin que el jardinero se diera cuenta de nada. Hasta que un día lo encontró marchito y en un estado deplorable.
Entonces el jardinero lloró amargamente su descuido.

El viejo y pequeño jardín aún sigue ahí con una vida latente esperando al jardinero para renacer con más fuerza antes de convertirse en un erial estéril para siempre.