martes, 11 de agosto de 2015

Todo tan normal...


Nada que decir, nada especial que expresar, no hay esta vez sentimientos enfrentados, no hay rencores, ni desesperanza, ni abatimiento. Tampoco hay arrebatos de ilusiones ni anhelos ardientes.
Todo está calmado, quieto, aplanado, denso como estas tediosas horas de tardes de verano que el calor te hace adormecer el seso y el sexo, sin saber qué hacer ni a dónde ir.
Todo está bien, todo es tan … ¿normal? que no sé si es bueno. Echo de menos esas ganas incontroladas de llorar cuando no llegaba nada, esos brotes de alegría por un simple “hola”. Ese “vamos buscando un hueco”…

Y es que el incierto septiembre está aún muy lejos. Mientras tanto seguiré en este adormecimiento amodorrado, seguiré sintiendo esta anestesia que me mantiene sedado en la calma, seguiré durmiendo como hasta ahora, ABRAZADO A TI AUNQUE NO ESTÉS, hasta que TÚ, mi hermoso príncipe, vengas a besar mis labios y llenarme de nuevo de vida.