01/07/2010 23:16:12
Volvía de mi viaje y tras tentar a la suerte con un simple sms, pedí un deseo.
Silencio.
No hay contestación, pero según me acercaba a mi destino una especie de pálpito me advertía que algo podía ocurrir.
Silencio.
No hay contestación, pero según me acercaba a mi destino una especie de pálpito me advertía que algo podía ocurrir.
Volví a pensar en mi deseo (qué tontería) aún con más fuerza que antes. Una extraña sensación me invadía a medida que se acercaba el fin de mi viaje.
A escasos metros del final me sobresalta el sonido del móvil. Me aparto un poco, me detengo: “¿...sí...?”
¡¡¡Dios mío!!! ¡¡¡Era mi deseo!!!
Me parecía increíble. Esta vez la suerte me había sonreído. El sms había dado resultado.
Ahora está todo en su sitio.
Ahora está todo en su sitio.
¿Ahora está todo en su sitio? Voy a dudarlo. Ha sido maravilloso, pero hoy, un día después, una especie de desazón, con mezcla de añoranza y deseo aún más ardiente, me ha invadido durante todo el día.
Más besos.
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