lunes, 27 de enero de 2025

Tempus fugit

Cuatro años con el folio en blanco esperando que la inspiración me dictara unas plabras.
Cuatro años en un deambular constante en busca de nuevas vivencias.
Cuatro años en los que la pluma se negaba a plasmar lo que he sentido porque, aunque podía parecer profundo, se esfumaba al poco tiempo. El deseo ha pesado más que el corazón, o quizás sea que no he permitido que el corazón intervenga, para mí fue suficente con dos veces, no quiero una tercera. Pero..

¿quién manda en el corazón?

Y lo más terrible de todo... ¿quién manda en el tiempo?
La naturaleza sigue implacabele su destino y el espíritu se rebela una y mil veces para detener el paso del tiempo, mientras, en esa incesante lucha, voy perdiendo fuerzas, al tiempo que una especie de serenidad (¿conformismo?) se va apoderando de mí.

No obstante, hay alguien que siempre llama a mi puerta y me hace sentir de nuevo que estoy vivo, que aún no se acaba, que ahora es de otra manera, pero que merce la pena seguir, que me dice que se siente muy a gusto conmigo. Y yo estoy deseando escucharlo, pero mi cabeza no deja que mi corazón palpite fuera de lo políticamente correcto
...
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Tal vez me falta asumir completamente que los años no pasan en balde y entonces el equilibrio será perfecto.